21 octubre 2005

Cero Positivo



Me alegra que en el último tiempo se haya puesto en el tapete una vez más el tema del Sida. Aunque sabemos que de una forma interesada, puesto que estamos en período eleccionario, el simple hecho que se hable en los medios es algo que debemos valorar, ya que en el agregado algo más sabe la población.

No es mi intención contarles acerca de la enfermedad en sí, aunque bueno sería que todos supiéramos cabalmente de qué se trata, pero si es que aun tienen dudas, ya saben que Google todo lo puede.

El punto que quiero tocar es el bullado Condón y su Campaña.

Tiempo atrás en este mismo Blog hice referencia a los intentos de censurar al pobre Harry Potter por cierto sector de la sociedad, que aún no se da cuenta que de verdad ellos pueden creer lo que quieran, y que nadie les dice lo contrario, pero que el resto podemos ejercer el mismo derecho, el cual no tiene porqué tener la misma dirección.

El Sida es una enfermedad que hoy no tiene cura, y que probablemente no la tenga por un buen tiempo. Además desde mi punto de vista es la peor de todas, por cuanto nos mata a los hombres por el lado del amor….QUÉ GRAN MARICONADA!!!

Por su incurabilidad y su creciente desarrollo en la sociedad, es un deber de cada uno de nosotros de intentar ponerle un freno, porque como seres humanos nos amamos y de seguro no queremos matarnos amándonos.

Es en esta lucha donde entra en acción el señor Condón. Método que ante la no abstinencia ni la pareja única, viene a dar cierta solución al problema.

En este momento quienes no comparten la publicidad de este método deben estar pensando que claro, las dos opciones mencionadas antes: la abstinencia o, en su defecto, la pareja única, son las conductas que se deben promover, y no aquel “libertinaje” que pareciera traer consigo el preservativo. Pero seamos sinceros, y más que sinceros, veamos un poco más allá de lo que queremos ver. La realidad es muy distinta, la juventud posee una vida sexual mucho más precoz que la que tuvieron nuestros padres y abuelos (incluyendo aquella explosión sexual a causa de la píldora), por lo que pretender que la posterguen es bastante iluso.

Cuando escucho que la campaña del condón no ataca el problema, que la solución pasa por los valores y cosas de fondo que harían desaparecer la vida sexual prematura y promiscua en algunos casos, siento que me estuvieran diciendo algo como que para solucionar el problema de Chile en cuanto a su realidad telúrica, no debemos construir con tecnología antisísmica, sino que debemos intentar trabajar para evitar que se produzcan terremotos. Obviamente que si logramos que no hayan temblores, las casas no se caerán… pero por mientras qué???.

Por ahí se prometen gobiernos sin condón y sin aborto, y además sin desempleo ni delicuencia…mmm….hay algo en el balance que no me cuadra.

Según mi parecer cualquier campaña que apunte a dar caza a este flagelo que es el Sida aporta en la sociedad. Si existen mejores programas para combatirla, bienvenidos sean, ojalá se hiciesen todos los necesarios, y que provengan desde todos los sectores de nuestra sociedad.

Seguramente la pareja única es un método bastante más seguro en cuanto a la prevención, y para muchos, lejos más gratificante en lo personal. Pero siempre se debe tener precaución, porque en una relación sexual, en cuanto al amor seguramente uno se acuesta con la persona en ese momento y con nadie más, pero desde el punto de vista de las enfermedades de trasmisión sexual, uno se acuesta con la persona y con todas las que estuvieron antes con ella. Suena muy frío y puede que a alguien le moleste o prefiera mejor ni pensar en ello, y sienta que ya teniendo una pareja estable el asunto está resuelto. Yo pregunto, ¿alguna vez te has hecho o pediste que se hagan el Test de Elisa?... es muy probable que no. Es que aun nos queda mucho por aprender.

05 octubre 2005

Con los pies en la Tierra y la mente en uno mismo.

Solo, en la playa, de noche,
mientras la vieja madre la mece cantándole
su ronca canción,
mientras veo el brillo de las luminosas estrellas,
pienso en la clave de los universos y del futuro.

Una vasta similitud todo lo aúna,
todas las esferas, maduras, inmaduras, pequeñas,
grandes, soles, lunas, planetas,
todas las distancias espaciales, aun las más
enormes,
todas las distancias temporales, todas las formas
inanimadas,
todas las almas, todos los seres vivientes, aun los
más diferentes, o de mundos diferentes,
todos los procesos gaseosos, líquidos, vegetales,
minerales, los peces, las bestias,
todas las naciones, colores, barbarismos,
civilizaciones, lenguajes,
todas las identidades que han existido o que pueden
existir en este globo, o en cualquier otro,
todas las vidas y las muertes, las del pasado,
las del presente y el futuro,
esta vasta similitud las abarca, y siempre las ha
abarcado.
Y las abarcará por siempre, y las mantendrá unidas,
encerrándolas. (Walt Whitman, 1881)

Con las palabras de Walt whitman podrán tener una idea acerca de lo que pienso escribirles esta vez: la soledad.

Pero no me refiero a esa soledad involuntaria, que tanto atemoriza a algunas personas, que se manifiesta en ese miedo a quedarse solo. No, hablo de una soledad voluntaria, llevada a cabo porque así lo determina nuestro deseo, y porque creemos que en ella podemos encontrar algo más, algo que viviendo como lo hacemos ordinariamente, no lo encontramos.La idea de escribir esto nace por dos motivos. Primero, porque una noche de desvelo me encontré, vagabundeando por las señales de televisión, con la entrevista a un hombre común y corriente, de nacionalidad canadiense, llamado Robert Kull.

Robert es un profesor universitario en su país, que hace un par de años decidió vivir una experiencia extrema para todo hombre “civilizado”. Se aventuró a vivir un año en absoluta soledad en una isla en el sur de nuestro país, a 10 horas de navegación desde Puerto Natales. Una pequeñísima isla que no aparece en los mapas convencionales, salvo en las cartas de navegación, y que por lo demás ni siquiera tiene nombre.Armado con lo necesario para vivir ese año, no se imaginen la situación de Tom Hanks en “El Náufrago”, ya que el objetivo de la experiencia no era aprender a hacer fuego, sino que era una búsqueda, como define el propio “Bob”; física, psicológica, emocional y espiritual. A parte de los elementos materiales, que le permitirían construir un refugio, pescar, abrigarse, etc. Llevó consigo un gato, el cual originalmente no estaba contemplado, pero que la Armada chilena le recomendó para que le diera primero el pescado a él y así descartara la presencia de marea roja en la zona. Como podrán inferir, poco tiempo pasó para que el gato y el hombre se hicieran “amigos”, y así el felino dejó de ser el conejillo de indias, y comía exactamente lo mismo y al mismo tiempo que Bob. De cierta forma se domesticó, o mejor dicho se domesticaron, pero no de la forma que usualmente lo hacemos. El gato no se volvió un ser dependiente y “casero”, sino más bien la domesticación fue como aquella que el zorro le enseñó al Principito, aquella de “crear lazos”.

Resumiendo la historia de este hombre les cuento que el año vivido en la absoluta soledad le cambió la vida (vaya que no!!), que fue capaz de dejar atrás muchas cosas, pero sobre todo, de aceptar muchas más. Que sus maestros en la isla fueron el gato y el viento. Y que al abandonarla, la dejó prácticamente intacta, sin rastros de su estadía, y que a pesar de habitarla por un año no la bautizó con ningún nombre, por cuanto siempre se sintió invitado o parte de ella, pero nunca su dueño.

El segundo motivo son las conversaciones que he tenido con un amigo acerca de lo que realmente es vivir o estar vivo. A él podríamos definirlo como acérrimo defensor de la “comunicación”, tema que desde hace un tiempo a esta parte se transformó en un punto de interés predominante para él. De hecho me ha expresado su convicción de que la máxima de Descartes está incompleta, por cuanto “pienso, luego existo”, debiera ser “pienso, comunico, luego existo”.

Ahora bien, mi inquietud y debates acerca del tema es si al aislarse una persona, en busca de algo trascendental, se está más vivo o menos vivo de lo que se está inmerso en la sociedad.

Mi buen amigo me ha afirmado que claramente uno se acerca a lo que podríamos llamar muerte, o mejor dicho una muerte en vida. Por cuanto al alejarse de lo social, sin poder comunicar, el ser humano desaparece, por cuanto su aporte a la sociedad cesa y todo lo de él queda encerrado sin poder ser transmitido.

Por mi parte, debo comentarles que no estoy de acuerdo con aquello. Creo que el ser humano si decide alejarse y vivir solo, posiblemente se encuentre más vivo que nunca.

Si aquella experiencia logra que el individuo se conecte con lo que realmente es, dejando atrás todos aquellos comportamientos que se hayan influenciados por el hecho de vivir en una sociedad, es quizás capaz de llegar al más profundo contacto con la vida misma. Podrán estar en total desacuerdo conmigo, e incluso podrán pensar que es bastante utópico o fundamentalista mi posición, pero antes quisiera que pensaran como sería la vida de aquel hombre que se fue un tiempo y que volvió a la civilización. Es muy probable que vea todo con otros ojos, que las cosas que le importen sean las esenciales y no aquellas superficiales. No por eso vivirá en una cueva en medio de la ciudad, al contrario, puede ser partícipe de todos los eventos sociales, modas , etc, pero probablemente no serán un “problema” para él. No serán cosas por las cuales uno deba desvelarse ni menos sufrir (mmm aquí hay un bouquet a Budismo, por algo habrá nacido alrededor del Himalaya, jejeje).

Entonces, ¿no está acaso ese individuo viviendo más plenamente que antes?, ¿acaso cada minuto vale más que antes?, y eso que ni siquiera hemos tocado el tema acerca de la nueva conexión puede haber desarrollado con la naturaleza.

Si aun creen que mi visión es errada, y lo podrán seguir haciendo por los siglos de los siglos (recuerden que en Narnia se puede pensar lo que quieran), creo que por último existe aquello llamado libertad, y a palabras del propio Robert Kull : “La soledad nos puede recordar que no hay verdadera libertad salvo aquella que se consigue cuando nos entregamos por completo a nuestra propia vida, tal como la vida misma es... aquí, ahora, en todo momento”, por lo que la pregunta es ¿Pudiendo comunicar todo lo que queremos, pero inmersos en una sociedad individualista y egoísta, nos entregamos completamente a nuestra vida?,¿sabemos quienes somos realmente?, y lo que es aun más complicado… muchas veces ni siquiera nos aceptamos a nosotros mismos. ¿Qué piensan ustedes?.

Si quieren saber más sobre la experiencia de Robert Kull visiten su página aquí.